Henry Louis Aaron destaca como uno de los mejores bateadores de todos los tiempos, el indiscutible Rey del Homerun, un hombre cuya historia impactó más allá del beisbol.
No sólo fue lo que hizo como jugador, sus números extraordinarios; fue lograr todo eso superando la pobreza, la segregación. A Hank Aaron le tocó enfrentarse al racismo, dar batazos pese a las amenazas, e instalarse en la élite de los jugadores de su tiempo y de todas las épocas por toda la eternidad.
No se puede hablar de beisbol sin mencionarlo. De él dijo una vez Mickey Mantle: «En lo que a mí respecta, Hank Aaron es el mejor jugador de mi época”.
Para describirlo sin ahondar en sus números, podemos comenzar con eso, que destronó a Babe Ruth como líder absoluto en cuadrangulares, una noche emocionante, en Atlanta, como bien lo destacó Vin Scully cuando le tocó narrar ese instante: “Un hombre negro está recibiendo una gran ovación en el Sur profundo, por romper el récord de un ídolo del beisbol de todos los tiempos ¡Qué momento tan maravilloso para el béisbol! ¡Qué momento tan maravilloso para Atlanta y el estado de Georgia! ¡qué momento tan maravilloso para el país y el mundo!” El célebre periodista y narrador de los Dodgers, tenía muy claro lo que significaba aquel momento para la historia del juego y de la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos.
A medida que Aaron se acercaba a la marca de los 714 jonrones impuesta por Babe Ruth, las amenazas contra su vida fueron en aumento. Si bien Aaron supo lidiar con los desplantes del racismo, desde que era un niño en su natal Mobile, lo que tuvo que soportar cuando estaba claro que derribaría la marca de El Bambino, fueron más que insultos. Durante todo el receso invernal, Aaron recibió correspondencia con todo tipo de amenazas a su vida; pero siguió adelante, y con ese batazo del jonrón 715, avanzó también el juego por la ruta abierta por Jackie Robinson en 1947.
Fue en el ocaso de su carrera, se trataba del jonrón 715. Estaba próximo al final después de haber sorteado dificultades solo superables por su deseo de jugar beisbol.