El Coliseum del Condado de Oakland-Alameda fue sede del último partido de los Athletics en el área de la Bahía el jueves. Los fanáticos lloraron y conmemoraron al equipo guardando lo que pudieron de la despedida.
Al final lo que querían era simplemente tierra del terreno de juego, aunque algunos fanáticos usaron llaves para tratar de quitar los asientos. 56 años en el Oakland Coliseum llegaron a un triste final y los aficionados se abrieron paso hasta la primera fila para permanecer de pie, hombro con hombro con una mirada de incredulidad.
Los miembros del equipo de mantenimiento llenaron docenas de palas con tierra desde el plato de home, los montículos del bullpen, la franja de advertencia, y luego vertieron la tierra en los vasos de plástico y las bolsas para sándwiches de las personas que esperaron casi una hora después del último out por algo que podían llevarse a casa, algo que podían tocar cuando luchaban por creer que esto era real, algo que podían venerar más tarde.
“Es como cenizas”, reflexionó un aficionado. Era la tierra que amaban y era la tierra que ahora extrañarán.
Con una victoria final por 3-2 sobre los Texas Rangers, los Oakland Athletics ya no existen. La ciudad de Oakland, ha visto en los últimos años como se van todos sus equipos, primero los Warriors, luego los Raiders y ahora a los Athletics, podrían haber tenido un nuevo estadio en Oakland o podrían haber remodelado este, de acuerdo al sentir de una mayoría de fanáticos.
Los 46,889 asistentes (el último lleno de la historia en Oakland) mostraron su frustración con carteles que decían “VEGAS TEN CUIDADO; NO SOMOS NOSOTROS, ERES TÚ”.
