Momentos antes de que comenzara la novena entrada, con los Yankees con una gran ventaja, los casi 50,000 aficionados en las gradas del Yankee Stadium comenzaron a corear el nombre de Anthony Volpe. Había tenido una gran noche, desde un Grand Slam temprano hasta un doblete y dos bases robadas, en un juego que los Yankees necesitaban ganar forzosamente para mantener viva su temporada.
Fue como si se le pusiera la piel de gallina, algo bastante sorprendente para un niño de Nueva Jersey que creció hasta convertirse en el shortstop del equipo que siempre amó. En la sala de entrevistas después de que los Yankees vencieran a los Dodgers, 11-4, en el Juego 4 de la Serie Mundial, Volpe aseguró haber vivido este día el mejor momento de su vida, al momento de correr las bases y también cuando escuchó que coreaban su nombre en la parte final del juego.
En el Juego 4, Volpe bateó de 3-2 con cuatro carreras impulsadas, tres carreras anotadas y dos bases robadas. Se sobrepuso a un error inicial corriendo las bases (cuando no logró anotar desde segunda con un doble largo de Austin Wells en la segunda entrada) para ser el jugador más impactante del Juego 4.
Su Grand Slam, el noveno de un Yankee en la historia de la Serie Mundial, llegó en la tercera entrada y convirtió una desventaja de 2-1 en una ventaja de 5-2.
Los Yankees todavía enfrentan una “misión imposible”, pero al menos dieron un primer paso. Veremos si pueden seguir avanzando con su mejor lanzador, Gerrit Cole, en el Juego 5.