Joe Ayrault es el tipo de manager de ligas menores al que le gusta reírse, así que puedes imaginar la sorpresa de los prospectos de los Brewers que formaron parte del equipo sucursal de Clase AA en Biloxi la temporada pasada para escuchar a Ayrault contar la fábula de la vaca y el búfalo.
Cuando una vaca ve que se acerca una tormenta, corre en la dirección opuesta, sólo para avanzar pesadamente junto con la lluvia, explicó. Pero cuando un búfalo ve una tormenta, carga y corre hacia la luz del sol del otro lado. Ayrault entregó a cada uno de sus jugadores una moneda de cinco centavos y los retó a enfrentar la adversidad de frente.
El mánager no tenía forma de saber que necesitaría ese mensaje más que cualquier otra persona en ese vestidor. Los meses siguientes trajeron cáncer de colon y quimioterapia… meses lejos del equipo, y en el momento aleccionador, Ayrault le pidió a un oncólogo que se lo dijera claramente: ¿cuáles eran sus posibilidades? Su respuesta: cincuenta y cincuenta.
Antes de dejar a los Shuckers a principios de junio para recibir tratamiento, Ayrault volvió a reunir a sus jugadores. Se habían preparado para este momento. Uno a uno se le acercaron con las mismas palabras de aliento: “Es hora de ser un búfalo”.
Ayrault, de 53 años, tiene un hit y un anillo de Serie Mundial que presumir de su carrera como jugador de Grandes Ligas, con los Bravos de 1996. Ha dejado su huella en las menores, incluidas ocho temporadas como jugador en el sistema de Atlanta y 25 más (hasta ahora) como coach o manager en sucursales de los Rangers, Reds y Brewers, organización en la que ha dirigido cada año desde 2010.
Para él han jugado tipos del calibre de Orlando Arcia, Corbin Burnes y Devin Williams, así como Freddy Peralta, Aaron Ashby, Brice Turang, Sal Frelick, Abner Uribe y Jackson Chourio.
Le hicieron una colonoscopia y los médicos encontraron un tumor. En junio se confirmó el diagnóstico: cáncer colorrectal en etapa 3. Debido a que el tumor estaba ubicado cerca de los ganglios linfáticos, la cirugía no era una opción. En cambio, a Ayrault le instalaron un puerto cerca de su hombro y enfrentó quimioterapia y radiación intensivas en su casa en Sarasota, Florida: seis rondas de tratamiento durante 12 semanas, seguidas de otros 30 tratamientos de quimioterapia en forma de píldora. Empezó a perder el pelo.
Durante un mensaje de texto grupal con los principales funcionarios de desarrollo de jugadores y de la oficina central de los Brewers durante los últimos meses del año, Ayrault compartió actualizaciones sobre su progreso y discutió un plan para 2025. Les dijo que ocuparía cualquier puesto que la organización quisiera, desde coach itinerante a tiempo parcial hasta mánager. En su corazón, esperaba poder permanecer en un puesto directivo, y en enero, con la aprobación de sus médicos y los altos mandos de los Brewers, el deseo de Ayrault se cumplió. “Me encanta dirigir, me encanta estar con los muchachos”, dijo Ayrault. “La única palabra que puedo decir es ‘gratitud’”.
Durante una reunión del personal de los Brewers la semana pasada, el gerente general Matt Arnold y el mánager Pat Murphy le dieron a Ayrault la oportunidad de ponerse de pie y agradecer.
“Todos esos muchachos me dieron fuerza y me ayudaron a seguir adelante”, dijo Ayrault. “Aproximadamente una semana antes de salir del armario, revisé mi teléfono, revisé mensajes de texto y escribí nombres de personas a quienes agradecer. Me sentí abrumado por la felicidad. Sé que todo puede volver, pero ahora todo es gratitud”.
