
Después de 4 juegos y 18 apariciones en la caja de bateo (16 turnos legales), los números de Rafael Devers muestran un promedio de bateo de .000. No ha logrado conectar imparables y solamente se ha embasado en dos ocasiones después de recibir bases por bolas.
Lo peor, es que acumula 12 ponches, un récord para los primeros 4 juegos en la historia de la MLB.
Devers no la está pasando bien… y nos atrevemos a decir que su ánimo decayó desde que los Red Sox contrataron a Alex Bregman.
Cuando eso sucedió a mediados de febrero, declaró en conferencia de prensa con un tono orgulloso, las siguientes palabras: “La tercera base es mi posición…es lo que he jugado. No sé cuáles son sus planes, sé que tuvimos una conversación y dejé en claro cuáles eran mis deseos y lo que pase a partir de aquí, no lo sé”.
A partir de esas declaraciones comenzó a ser criticado y a vivir una situación incómoda que nunca antes había experimentado. Luego vinieron conversaciones difíciles con el mánager Alex Cora y directivos del equipo, que lo orillaron a cambiar el tono de sus palabras y a tener que aceptar una situación que no es de su agrado.
Casi no se le ha visto sonreír desde entonces, tuvo que aceptar el rol de bateador designado y se siente exhibido por etiquetado como un mal jugador defensivo y también traicionado, porque se dice que a él le prometieron esa posición cuando extendió su contrato.
Es evidente que no está tranquilo y eso se refleja en su rendimiento en el terreno de juego. Devers es el único miembro restante del roster de Boston campeón de la Serie Mundial de Boston en 2018 y sería una lástima que esta situación provocara su salida del equipo.