Al tiempo que la añeja rivalidad de los Diablos Rojos del México con los Tigres se ha ido diluyendo desde que la familia Peralta se deshizo del equipo felino. En los últimos años, y con más fuerza desde 2023, el conjunto escarlata ha desarrollado una rivalidad más auténtica con los Pericos de Puebla.
Así ha quedado demostrado en la primera semana de la Temporada 2024 de la LMB. En los primeros juegos de la campaña en el Estadio Alfredo Harp Helú, del lunes 15 al miércoles 17 de abril cuando el equipo capitalino recibió a la novena de Quintana Roo, no se registraron llenos, y aunque el ambiente fue formidable, esta situación tuvo que ver más con una atmósfera de inauguración, es decir, del regreso de los juegos oficiales a la Ciudad de México. El público ya extrañaba asistir al beisbol, y eso fue lo que generó en mayor medida la enorme expectación, porque en honor a la verdad, eran muy pocos los aficionados felinos, de hecho, nunca se escucharon exclamaciones de alegría cuando tuvieron sus buenos momentos a la ofensiva.
No hay que olvidar que los Tigres son un equipo con más de 20 años fuera de la CDMX, se marcharon en 2002 a Puebla y después de unas cuantas temporadas emigraron a Cancún, donde se han establecido desde 2006. Los Tigres continuaron siendo un equipo protagonista en su primera década en Quintana Roo, pero desde 2016 cuando Peralta se desligó por completo, han perdido relevancia.
Así que mientras los Tigres tienen su casa a más de 1600 kilómetros de la CDMX, los Pericos de Puebla son el equipo con más cercanía geográfica a los Diablos Rojos. El Estadio Hermanos Serdán de Puebla se ubica a 120 km. aproximadamente de Estadio Alfredo Harp Helú, pero independientemente de esto, la rivalidad de Pericos y Diablos es cada vez más intensa y sobre todo auténtica, porque claramente es producto de las batallas en el terreno de juego y no de la mercadotecnia.
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