La respuesta inmediata y más sensata, es porque es beisbol, cuando en la competencia deportiva hay honestidad y respeto por el juego, cualquier equipo puede ganar y nada está escrito, porque los que juegan son seres humanos, y además de ser profesionales, ninguno es invencible.
Ciertamente es una sorpresa enorme que un equipo que hasta antes del inicio de la serie solamente había perdido 20 de 91 en la temporada (incluyendo también playoffs), pierda en su propio estadio y con sus dos mejores lanzadores ante un equipo que en la temporada regular terminó 25 juegos debajo de ellos y además logró su boleto al playoff hasta el penúltimo día de la campaña… pero como suele decirse en estos casos, los playoffs son otra historia.
Trevor Bauer fue el mejor pitcher de la temporada, campeón de juegos ganados y de ponches, además de segundo lugar en efectividad. Hasta antes de esta serie seguía invicto en México (10 ganados en temporada regular y uno en los playoffs). Erik Leal por su parte fue el cuarto mejor de la liga en efectividad con 2.91 y en todo el año llevaba 10 victorias con una sola derrota.
Pero resulta que ambos fueron víctimas de un equipo que llega enrrachado con una motivación claramente mayor a la de los jugadores de los Diablos. Esta motivación viene del desempeño que están teniendo en los playoffs y también de demostrarle a su propietario que son tan buenos como los del equipo “principal”, es decir, que ellos no son menos que las costosas estrellas que contrataron para jugar con los Diablos en esta temporada.
Para muchos los Diablos siguen siendo los favoritos a pesar de todo. Ya veremos que sucede en los siguientes juegos de la serie.