Hoy el tema de la multipropiedad vuelve a la palestra porque en la Serie de Campeonato de la Zona Sur de la LMB se enfrentan los Diablos Rojos y los Guerreros, ambos propiedad de Alfredo Harp Helú.
México es uno de los pocos países donde en sus principales ligas deportivas profesionales existe la multipropiedad, es decir, que una misma persona sea propietaria de dos o más equipos, aunque tengan que competir entre sí.
Evidentemente viendo esta situación desde el ámbito deportivo exclusivamente, resulta una aberración, porque se presta a las suspicacias y a la falta de certeza de una competencia limpia y transparente. Es natural que en estos casos se pueda suponer de la existencia de manipulaciones y arreglos por debajo de la mesa, entre otros manejos similares.
Muchas veces la existencia de la multipropiedad se pretende justificar con argumentos como el que no hay suficientes inversionistas para mantener equipos competitivos, o bien gente de probada honestidad a los que se les pueda confiar una franquicia y que todo se hace por el bien y la solidez de la organización deportiva de la que se esté hablando. Estos argumentos suelen convencer a mucha gente.
En el caso de la LMB, Alfredo Harp entró al beisbol en la década de los noventa, cuando la popularidad y la economía de la liga pasaba por momentos difíciles. Así es que las ganas de invertir y apoyar al beisbol de una personalidad del peso y estabilidad del Sr. Harp, obviamente fue muy bien recibida. En el caso de Alfredo Harp nadie puede decir que no había buenas intenciones.
Hoy cuando la presidencia de la LMB presume tener ingresos récord por patrocinios y derechos de transmisión, la multipropiedad es más cuestionada, y más si la liga ha crecido a 20 equipos, una cifra que nunca antes se había alcanzado y que hoy en día no la tiene ni la Liga MX de futbol.
Pero adentrándonos en el tema actual, la superioridad del plantel de los Diablos sobre el de Oaxaca es abismal, así como lo fue el rendimiento de uno sobre el otro a lo largo de la temporada. Además, los Diablos son los consentidos y llevan 10 años sin ser campeones, por lo que se invirtió una enorme cantidad de dinero en reforzarlos con 15 jugadores de reciente experiencia en Grandes Ligas, incluyendo a dos superestelares como lo son Trevor Bauer y Robinson Canó. Inclusive existe el rumor que parte del origen de haber decidido invertir tanto dinero este año en los Diablos Rojos tiene como razón el que este año Don Alfredo Harp cumplió 80 años de edad y, que mejor regalo que darle una temporada que incluyera la visita de los Yankees, la contratación de Bauer y Canó y, la cereza del pastel, es decir, el título de la Liga Mexicana.
Por todo lo anterior se suponía que el pase del equipo de la capital a la Serie del Rey sería mero trámite, porque nadie en su sano juicio podría entender que, con una inversión multimillonaria de ese tamaño, los dueños permitieran que “otros empleados de ellos”, es decir los Guerreros, les echaran la fiesta a perder.
Entonces tenemos ahora un gran ejemplo del tipo de comentarios que puede provocar la multipropiedad:
-Sí gana Diablos fácilmente dirán: “Obvio ya estaba arreglado”
-Sí gana Guerreros los primeros juegos (como ya sucedió), entonces dirán: “Obvio, así les callamos la boca a los que dicen que ya estaba todo arreglado y de paso extendemos la serie a más juegos para tener días extra de taquilla y de venta de cerveza”.
Y algunos más aventurados pueden decir: “Al ser de los mismos dueños los dos equipos pueden manipular todo a su gusto y ganar millones en apuestas”.
Y seguramente hay más. Cuando hay multipropiedad las suspicacias y acusaciones siempre estarán presentes.
