El jueves pasado la Selección Mexicana de Beisbol, o más bien el equipo que representó a México en el Torneo Premier 12, quedo eliminado de dicho certamen, cayendo por paliza ante Estados Unidos vistiendo un uniforme de un color que nada tiene que ver con los colores de la identidad nacional.
Quien toma las decisiones con respecto al uniforme a utilizarse en cada juego (antes eran los mánagers, pero en estos tiempos ya todo tiene que ver con contratos de mercadotecnia), decidió que el equipo de México saliera al juego decisivo, en el que se jugaba su clasificación a la ronda de finales, con un uniforme rosa.
A las afueras del estadio se escucharon comentarios, con una mezcla de molestia y burla, refiriéndose al uniforme rosa. Algunos fueron despectivos o discriminatorios por los que no son relevantes y no es necesario reproducirlos, pero otros más serios, criticaban el uniforme por considerar que cambiar los colores de una Selección Nacional es una falta de respeto.
Nosotros en lo particular no hemos estado de acuerdo en que algunos equipos profesionales usen uniformes con colores que nada tienen que ver con su tradición e historia. Varias veces lo hemos consignado en este espacio, con respecto al color menta que ya forma parte de la identidad de los Diablos Rojos, porque creemos que los colores que visten un equipo son algo sagrado y las tonalidades de los uniformes de los clubes forman parte de su historia y de su razón de ser.
Sin embargo, aunque no nos guste, hemos afirmado que finalmente los Diablos como cualquier otro equipo, son una empresa privada y tienen derecho a hacer y deshacer mientras no afecten a los demás. Entendemos que es un tema de mercadotecnia y ni hablar.
Pero cuando se habla de una representación nacional, el asunto es distinto… no se trata de un equipo con dueño. Se trata de una representación nacional, de defender el honor y el orgullo de un país, así es que jugar con la identidad y los colores del país por querer “ser diferentes” o por “romper con las formas tradicionales”, en un acto meramente de buscar hacer negocio vendiendo jerseys o simplemente por llamar la atención, definitivamente cae en una falta de respeto, aunque en estos tiempos se vean estas situaciones como normales, no es correcto… se les olvida, que representan al país.