
Cuando Carlos Peralta vendió a los Tigres en 2017, muchos interpretaron la operación como el momento en que el empresario, por fin lograba quitarse de encima un compromiso moral con la memoria de su padre.
No es un secreto que Carlos Peralta no es un amante del beisbol, no obstante, mantener la propiedad de los Tigres a la muerte de Don Alejo en 1997, era un asunto de familia.
Pero en 2017, se quitó de encima la obligación moral, argumentando no poder estar de acuerdo con el exceso de extranjeros permitidos para cada equipo por la presidencia de la LMB. Sin embargo, para muchos analistas, el motivo real fue que el gobierno estatal en Quintana Roo, reduciría su aportación económica al club.
Ahora en 2025, la LMP informó que Carlos Peralta encabeza a los empresarios que adquirieron la franquicia de los Sultanes de Monterrey (versión LMP) para llevarla a Tepic, Nayarit. La verdadera motivación de Peralta para regresar al beisbol profesional, aunque ahora en otra liga, no se puede saber a ciencia cierta, pero debe haber una razón de peso. Lo que no suena lógico, es que sea simplemente pasión por el negocio del beisbol o, amor por el deporte.
Hay quienes aseguran que hay mucho dinero público detrás, que a Peralta los Jaguares de Tepic no le costarán un centavo, y bajo esas condiciones, la idea no le desagradó, porque además podría obtener otros beneficios.
El hecho de que el Gobernador del Estado fuera el primero en dar la noticia, hace suponer que gran parte de los recursos vendrán de las arcas de Gobierno de Nayarit, pero también se menciona entre los inversionistas al diputado federal Pedro Haces, un personaje cercano al expresidente AMLO, quien solía visitar muy frecuentemente Nayarit y que fue un entusiasta impulsor de la construcción del nuevo estadio, que será la casa del nuevo equipo.
Como sea, y por el bien del beisbol mexicano, esperamos que esta nueva aventura sea exitosa desde los primeros años.