El viernes pasado debutó con los Diablos Rojos del México el cátcher de 17 años de edad José Lavagnino. Nos emocionó ver la personalidad que mostró en la caja de bateo, como primer bat en el lineup y más que conectó un imparable en ese su primer turno.
En la tercera entrada comprendimos que ya no lo veríamos batear otra vez, porque fue reemplazado, y… al día siguiente entendimos que quizá nunca más va a tomar otro turno en la Liga Mexicana.
El sábado por la mañana fue firmado por los Yankees, una firma que, sin duda, ya estaba programada con anterioridad.
¿Porque sentimientos encontrados? Porque siempre será un orgullo que un joven beisbolista mexicano le haya llenado el ojo a organizaciones de Grandes Ligas, y pueda firmar aspirando a llegar en algún momento al equipo grande, pero, por otro lado, es la confirmación de que los tiempos en que en la Liga Mexicana se puedan ver a los mejores beisbolistas mexicanos, ya no existen. En resumen, la LMB es un circuito de extranjeros mientras que los mejores prospectos mexicanos tienen como destino el sistema de Ligas Menores de Estados Unidos.
Los beisbolistas mexicanos que más han destacado en MLB, incluidos Fernando Valenzuela y Vinicio Castilla, pasaron primero por la Liga Mexicana. En México se pulieron como profesionales, adoptaron una personalidad propia y desarrollaron un talento que les permitió llega a Grandes Ligas ya como jugadores con algún tipo de reconocimiento importante. No podemos decir que es mejor o peor, simplemente consignamos la diferencia y como es que han cambiado los tiempos, así como el negocio del beisbol.
Ojalá el destino de Lavagnino no sea el mismo de la mayoría de los jóvenes mexicanos que se pierden entre la competencia de las academias de las organizaciones estadounidenses, donde tienen la desventaja de su complexión física.
