Este lunes 19 de mayo de 2025, falleció Roberto Mansur, uno de los más importantes directivos en la historia del beisbol mexicano.
En el plano personal para quien esto escribe, es una muy triste noticia, porque lo conocí siendo yo un niño hace 50 años en la Serie Final de 1975 de la LMB. Los Cafeteros de Córdoba eran manejados por su padre y los Alijadores de Tampico por el mío.
Después, en mi periodo laboral de 15 años en la LMB con Pedro Treto, en los noventa, convivimos de manera cotidiana. Ni Mansur ni Treto residían en la CDMX, pero pasaban la mitad de su tiempo en la capital por sus labores al frente de los Diablos Rojos uno y de la LMB el otro. Inclusive compartían un departamento.
Pero al margen de miles de anécdotas y sus múltiples polémicas, y muchos errores, aciertos y situaciones sospechosas, se le debe reconocer a Roberto Mansur, que en 1980 él tuvo la visión y el empuje para salvar la historia de los Diablos Rojos del México, una organización que agonizaba. Fue el tiempo de la huelga de ANABE, un movimiento que puso en peligro de desaparición a la liga, provocando que los entonces dueños del México, ya no quisieran saber nada del beisbol. Después vendrían muchos años de éxitos, incluyendo varios campeonatos y muchas exportaciones de jugadores al beisbol de Estados Unidos.
Habrá más espacio para escribir sobre el personaje, lo bueno y lo malo, pero acabade fallecer de una enfermedad (de la que no se habló nunca públicamente), quien dirigió el proyecto deportivo de los Diablos Rojos durante 37 años, siendo propietario único en muchos de ellos, así es que, aunque es sabido que no finalizó en buenos términos con la actual directiva escarlata, al menos, ese minuto de silencio como homenaje es, casi casi, una obligación, el próximo viernes cuando los Diablos regresen al Estadio Alfredo Harp Helú. (Carlos Kreimerman).
